El 22 de Enero de 1988 era viernes. Los periódicos traían noticias sobre los primeros pasos de una fusión descrita como ‘amistosa’ entre los dos bancos vascos, Bilbao y Vizcaya. Un ocupado Felipe González tenía que quitarle tiempo a sus tareas en Moncloa para decidir si incorporaba a la Ejecutiva del PSOE a tres de sus ministros: Maravall, Solana y Chaves.