El 22 de Enero de 1988 era viernes.
Los periódicos traían noticias sobre los primeros pasos de una fusión descrita como ‘amistosa’ entre los dos bancos vascos, Bilbao y Vizcaya.
Un ocupado Felipe González tenía que quitarle tiempo a sus tareas en Moncloa para decidir si incorporaba a la Ejecutiva del PSOE a tres de sus ministros: Maravall, Solana y Chaves. Contaba El País en su portada que «algunas tensiones regionales» estaban «complicando» el cierre de las candidaturas.
La Real Sociedad acababa de eliminar al Atlético de la Copa.
En las noches de televisión, Javier Gurruchaga entrevistaba a Pedro Almodóvar, a poetas y levantadores de piedra, o a Camilo José Cela, entre parodia y parodia, en un programa llamado Viaje con nosotros.
En la radio, Concha García Campoy estaba preparándose para lanzar un nuevo magazine para los fines de semana, sin saber cuánto duraría en antena: A vivir que son dos días.
El 22 de Enero de 1988 también fue el día en que se fundó Bufete Financiero y Fiscal.
Hoy, 30 años después, queremos contaros los momentos más importantes de esta aventura que hemos querido conmemorar de la mano de José García Pérez y de su equipo, tal y como adelantamos aquí.
Tres décadas de trayectoria quedan tras nosotros y en BFF estamos seguros de que el futuro empieza hoy. Acompáñanos a través de estas líneas en las que queremos condensar 30 años de crecimiento, de trabajo y de nuevos retos en el que nos hemos hecho grandes junto a cada cliente, nuevo o antiguo.
José García Pérez (Arboleas, 9 de Marzo de 1953), se licenció en Matemáticas -Ciencias Exactas- en 1975, lo que le llevó a trabajar como profesor de instituto, con su cátedra.
Su aventura empresarial, impulsada por ese espíritu emprendedor innato en los albojenses, empezó junto a un socio. Con el tiempo y la experiencia, se vio preparado para llevar un despacho en solitario.
Siguió formándose mientras gestionaba su negocio y terminó Económicas en 1986; a partir de 1990 ejerció también como auditor y ese mismo año comenzó a impartir clases de Economía y Empresa en la Universidad.
Nos atiende desde su despacho, atestado de libros, como no podía ser de otro modo, entre los que asoman fotos de familia, recuerdos y apuntes.
P. Dicen las estadísticas que la vida media de una sociedad en España ronda los 11 años: BFF triplica esa estimación, así que habrá visto una gran evolución en las formas de entender las empresas. ¿Cómo eran los clientes hace 30 años? ¿Y los de hoy?
R. BFF tuvo su primera sede en el Paseo de Almería; era un pequeño despacho en las galerías comerciales. En el año 1995 nos trasladamos a las oficinas en las que atendemos hoy, en la calle Martínez Campos, 15, en el segundo piso.
El primer trabajo serio que tuvimos como despacho fue para la Administración: estuvimos presentes en lo que fue el embrión del que hoy es el Instituto Fomento de Andalucía, pero recuerdo con cariño a mis primeros clientes, todos.
Recuerdo un caso complicado, el de un cliente que necesitaba una reinversión importante para evitar tributar una ganancia patrimonial de cientos de millones (de pesetas); ese planteamiento y la ejecución me tuvieron sin dormir algún tiempo. (sigue)
R. También recuerdo a otro cliente, muy joven, que llegó al despacho a comienzos de los 90 y quiso hablar conmigo. «Me han dicho que usted hace proyectos para crear empresas y que puede conseguirme una ayuda, ¿es verdad?», me preguntó, y yo le dije que sí. En aquel mismo momento puso una cantidad importante de dinero sobre la mesa del despacho y me dijo, con toda la resolución del mundo: «Hágame usted a mí uno».
Le dije que se empezaba de otra manera; que primero teníamos que hablar de lo que pensaba hacer y que lo del dinero sería más tarde si todo salía bien… Hoy sigue siendo cliente del despacho y amigo personal. Todo salió bien y hoy tiene casi una docena de empleados.
Recuerdos aparte, el último cliente con el que hemos empezado a trabajar es un grupo de empresas importantes en la provincia de Granada.
P. ¿Qué aporta la faceta docente a la experiencia del día a día en una empresa real?
R. He sido profesor desde el año 1975 hasta hoy, y llevo 28 años en la Universidad. Estoy convencido de que la docencia y el mundo de la empresa mantienen un feedback, una retroalimentación permanente y enriquecedora.
P. Los clientes y sus necesidades cambian, pero ¿cómo se adapta BFF a esa evolución? ¿Con qué valores, desde qué perspectiva trabaja?
R. Desde un principio quería ofrecer algo distinto para mis clientes, no sólo una asesoría que presentara modelos fiscales. Siempre hemos ido más allá: hemos guiado a cada cliente en sus decisiones empresariales con un análisis profundo, no sólo jurídico; también desde el punto de vista cuantitativo.
Nuestra filosofía siempre ha sido la de ofrecer un servicio personalizado al cliente, adaptándonos a sus necesidades y circunstancias.
Prestamos un servicio que no se produce ‘en cadena’: queremos ser la ‘segunda piel’ de cada empresa y acompañarlos no sólo cada trimestre en sus obligaciones fiscales, sino cada día en sus decisiones empresariales. Ésa sigue siendo nuestra filosofía y estoy orgulloso porque creo que lo he sabido transmitir a los trabajadores y que es nuestra principal señal diferenciadora de la competencia.
P. El austriaco Peter Drucker decía que el resultado de un buen negocio sólo puede ser un cliente satisfecho, pero detrás de cada éxito suele haber un camino lleno de obstáculos. ¿Cuáles han sido los retos para BFF en estos años?
R. A nivel personal tengo que reconocer que me costó trabajo adaptar mi mente de matemático a los entresijos del entorno tributario, donde la incertidumbre juega un papel importante. Es difícil tomar decisiones y aún más asesorar en un entorno tan cambiante e incierto como el que tenemos ahora; ése es el reto más difícil de nuestro día a día y a la misma vez nuestra pasión.
La lección más importante que nos han dado los años de experiencia es que uno debe tener siempre los oídos dispuestos a escuchar, porque en el sitio menos esperado -e incluso en el menos apropiado- se pueden aprender cosas importantes. (sigue)
R. Todas las personas con las que me he relacionado, clientes y amigos, he experimentado un feedback, un intercambio: no sólo ellos han aprendido conmigo, sino que yo también he aprendido mucho con ellos. Tengo afán por aprender y este trabajo te permite hacerlo cada día. Uno no debe acostarse sin aprender algo nuevo, y no sólo del ámbito jurídico, sino para ‘andar por la vida’.
Cuando uno mira para atrás suele pensar que podría haber hecho algunas cosas mejor, pero en general creo que no cambiaría nada.
P. Llega el momento de los agradecimientos: ¿a quién y por qué le gustaría dar las gracias?
R. Por supuesto tengo que agradecer estos 30 años de éxito a todos los clientes, y hay algunos que llevan conmigo desde el principio. También a los trabajadores que forman el equipo de Bufete Financiero y Fiscal, que se esfuerzan por dar lo mejor de ellos cada día. Doy gracias a toda la gente que ha confiado y confía en mí.
También tengo que agradecer a mi familia, y especialmente a mi mujer, Beatriz, todo su apoyo durante estos años.
Me gustaría pensar que todo el camino recorrido en realidad es sólo el principio. El futuro inmediato es todo un reto: nuevos servicios, transformación digital, reforzar colaboraciones… Creo que después de treinta años podemos decir que estamos consolidados en el mercado, pero el reto es adaptarse a las demandas de los nuevos clientes y la expansión.
Hasta aquí llega la entrevista en profundidad con el fundador de Bufete Financiero y Fiscal este 22 de Enero de 2018, tres décadas después de su creación.
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